Cuando más fue mejor

La nota indaga en el tipo de continuidad pedagógica que tuvieron los estudiantes durante el cierre de escuelas  y en la relación que este tipo de continuidad tuvo con los aprendizajes. Se observa que el mayor esfuerzo educativo realizado por una provincia, entendido éste como el haber hecho uso de todos los canales disponibles para sostener el proceso de enseñanza-aprendizaje en 2020,  se asocia a  mejores resultados  en comprensión lectora un año después. Y más importante aún, esta relación se intensifica para los estudiantes del NSE Bajo.


En la nota anterior de Indicadores de Coyuntura veíamos cómo se habían resentido los aprendizajes de los estudiantes luego de la pandemia. Los resultados mostraban una caída importante en las habilidades de lectura y comprensión  y una más moderada en matemática. Sin embargo, cuando se abría por nivel socioeconómico (NSE)[1] se confirmaba lo que todos los especialistas venían anunciando: las pérdidas de aprendizajes más severas se observan en los más desfavorecidos económicamente.

Esta nota indagará en el tipo de continuidad pedagógica que tuvieron los estudiantes durante el cierre de escuelas que duró casi todo el año 2020. Recordemos que esta última edición de Aprender se llevó a cabo a fines de 2021, evaluando a los estudiantes que estaban cursando 6to grado de la primaria, y que por lo tanto estaban en 5to grado al momento de la pandemia. El Gráfico 1 muestra que la modalidad virtual exclusiva fue la más usada, tanto en el sector público como en el privado, mientras que las restantes opciones (cuadernillos, envío de clases grabadas o actividades por mail o whatsapp, o cualquier combinación de éstas) sólo fueron usadas como única opción para un porcentaje muy bajo de estudiantes, entre el 5% o 3%. Por otro lado, poco más de un 20%  tuvieron clases que combinaron dos modalidades (virtual con otra); y entre un 27% y un 33% de los estudiantes (público y privado, respectivamente) recibieron una combinación de varias de estas alternativas de continuidad pedagógica. Por último, un 10% de los estudiantes del sector público y un 4% del sector privado declara no haber tenido contacto con la escuela en 2020.

Gráfico 1                                                                                             Gráfico 2

Fuente: elaboración propia con base en Aprender 2021.

Ahora,  ¿cómo se relaciona este tipo de continuidad con los aprendizajes? El Gráfico 2 expone, en primer lugar, que los estudiantes del sector privado lograron mejores aprendizajes independientemente del tipo de modalidad por la que continuaron la escolaridad, los números de cada barra indican el porcentaje de estudiantes que lograron satisfactorio o avanzado en lengua. Este diferencial entre público y privado se verifica aun cuando se controla por NSE (ver Gráfico 3), aunque corresponde aclarar que es muy bajo el porcentaje de estudiantes pobres (menos del 7%) que concurren al sector privado. Este último reparte su matrícula casi en partes iguales entre estudiantes de los NSE medios y altos.

Gráfico 3

Fuente: elaboración propia con base en Aprender 2021.

Se observa que el desempeño de los niños y niñas de entornos más vulnerables fueron bajos más allá del tipo de escolaridad remota que tuvieron (Gráfico 3.1). De acuerdo a estos datos, el grupo con mayores logros es aquel que pudo mantener el proceso de escolarización por diversas fuentes (Virtual, videos, mail o whatsapp), a pesar de lo cual, el porcentaje de estudiantes de sectores vulnerables con buenos desempeños es del mismo orden que el de los estudiantes del NSE medio que no tuvieron contacto con la escuela (marcado en círculos naranja). Esto lamentablemente corrobora la preponderancia del sector socioeconómico de origen en los resultados escolares. Y por otra parte, si bien se observa alguna ventaja del sector privado (la más evidente es entre quienes sólo se conectaron de forma virtual sincrónica, primeras dos barras), el porcentaje de estudiantes pobres con buen desempeño académico es muy bajo en todos los casos, para ambos sectores de gestión.

Entonces,  de acuerdo a estas primeras exploraciones, aquellos estudiantes cuyas escuelas hicieron uso de todos los recursos disponibles para mantener la escolaridad, son los que mejores resultados obtuvieron en la evaluación post pandemia. Para ahondar en esta línea, hago uso de la variabilidad que otorgan las distintas jurisdicciones, tanto a nivel de los sistemas educativos como de la población que atienden.  Se analiza cuál es la relación entre el grado de conexión o vínculo con la escuela que tuvieron los alumnos durante la pandemia y los resultados obtenidos en lengua en el último operativo de evaluación.  Para aproximar el grado de conexión o vínculo se usa el porcentaje de estudiantes de cada provincia que dicen haber continuado su escolaridad por dos modalidades o más.

El Gráfico 4 expone la relación positiva entre estas dos variables, el de la izquierda para la población completa de estudiantes y el de la derecha, para los más desfavorecidos socioeconómicamente. Se observa que el mayor esfuerzo educativo realizado por la provincia, entendido éste como el haber hecho uso de todos los canales disponibles para sostener el proceso de enseñanza-aprendizaje en 2020,  se asocia a  mejores resultados  en comprensión lectora un año después.  Y más importante aún es que esta relación se intensifica para los estudiantes del NSE Bajo, un 46% de la variabilidad del desempeño estudiantil entre jurisdicciones está siendo captada por la diferencia en el esfuerzo de continuidad educativa que hizo cada provincia.

Gráfico 4

Fuente: elaboración propia con base en Aprender 2021.
R2=criterio de bondad de ajuste de una función cuadrática en los dos casos.

Es decir, el énfasis de las provincias en llegar a la mayor cantidad de estudiantes con cuanto recurso se tuviera a mano para sostener la escolarización durante la pandemia, valió la pena sobre todo para los más desfavorecidos, quienes lograron mejores resultados en sus evaluaciones de lectura y comprensión de textos. Lamentablemente esto no descarta el hecho explicitado más arriba sobre la preponderancia del nivel socioeconómico cuando se evalúan los logros académicos, los estudiantes más pobres son quienes exhiben los menores aprendizajes y por lo tanto,  siguen cuestionando la efectividad del sistema educativo en proveer un proceso de enseñanza-aprendizaje de calidad para quienes más lo necesitan.


[1] De la población de estudiantes de 6to grado, el 18% está clasificado como perteneciente a familias de NSE Bajo, el 62% al NSE Medio y el 20% al NSE Alto. Es un índice que no tiene en cuenta ingresos del hogar sino tenencia de determinados bienes y hacinamiento.


Ivana Templado

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