Comprando tiempo
El año 2020 probablemente será caracterizado como el año en que vivimos comprando tiempo. Por un lado, la pandemia del Covid19 derivó en una prolongada cuarentena que persigue el objetivo de aplanar la curva de contagios para dar tiempo a fortalecer (ampliar) el sistema de salud de emergencia, y mientras tanto esperar la aparición de la vacuna y/o de los tratamientos que limiten el daño sanitario. En el plano económico, el mejor ejemplo de comprar tiempo es la reestructuración de la deuda que, por definición, siempre implica postergar pagos para un futuro en que se pagarán o se refinanciarán. Veamos esta dimensión económica de la espera.
La “espera” siempre tiene un costo. En el caso sanitario, el costo –entre otras dimensiones- incluye el daño económico y social que resulta de estable...