Condición imprescindible, pero no suficiente

Revisando el concepto de pobreza de aprendizajes, en esta nota se explora cuál es la situación hacia adentro de nuestro país usando los datos del operativo Aprender y estimaciones basadas en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).


En este último tiempo se empezó a escuchar una definición acuñada por algunos organismos internacionales[1],  que buscan llamar la atención sobre una tragedia que se avecina y a pasos agigantados después de la pandemia. Es el concepto de “pobreza de aprendizaje”, que en su definición alude a los niños y niñas que hacia el final de la escuela primaria no llegan a interpretar correctamente un texto simple, adecuado a su edad[2]. La comprensión lectora es un paso esencial para lograr competencias y habilidades en otras áreas, como la ciencia y la matemática. Por otro lado, es aproximadamente a esa edad cuando los niños hacen la transición  desde el aprender a leer hacia el leer para aprender y cuando la práctica de la lectura independiente promueve el círculo virtuoso de mayor vocabulario, mejor comprensión y más lectura. Paralelamente, el retraso en desarrollar esta habilidad, fundamental para el aprendizaje, si no median intervenciones que compensen dicha falencia, es difícil de contrarrestar, y por lo tanto incide en toda la trayectoria educativa de la persona y en su potencial de desarrollo posterior (Banco Mundial, 2018).

Para valorar ese concepto se tiene en cuenta no sólo la cantidad de niños/as que no alcanzan las competencias necesarias en el área de lengua en pruebas estandarizadas, sino también la cantidad de niños y niñas en edad de estar escolarizados, que están fuera del sistema, porque se asume que corren con la misma (o todavía mayor) desventaja que los primeros. De acuerdo a los datos publicados por el informe (Banco Mundial 2018 y 2021), la Argentina no sale bien parada en la comparación internacional, el índice se ubica cerca los 50 puntos, indicando que casi la mitad de los niños tienen problemas para comprender un texto simple. En esta nota se revisará cuál es la situación hacia adentro de nuestro país usando los datos del operativo Aprender y estimaciones basadas en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)[3].

El Gráfico 1 rescata los resultados del operativo llevado a cabo a fines de 2018, que evaluó a los estudiantes de 6to grado de todo el país, corrigiendo dichos resultados por el nivel de acceso y abandono de cada provincia. Estos últimos surgen de las preguntas de la EPH que consultan sobre la asistencia a la escuela de los niños/as entre 6 y 12 años, quienes deberían estar escolarizados en ese momento. Si bien en la Argentina estos porcentajes son bajos (la barra verde), su incorporación ofrece el panorama completo de la problemática.

Gráfico 1: Estimación de pobreza de aprendizajes para las jurisdicciones de la Argentina

Fuente: Elaboración propia en base a   Aprender 2018 y EPH 4T-2018

Para comprender más acabadamente este gráfico, vale detenerse en las consideraciones del Cuadro 1, que muestra cuales son las competencias mínimas esperadas en lengua, que, como se observa, apuntan específicamente a la compresión lectora: la localización de información explícita, interpretación de ideas centrales e identificación de relaciones causales. Estas competencias mínimas son las asociadas a nivel de desempeño básico (B) o por debajo de básico (DB), que son las dos categorías explicitadas en el Gráfico 1 con las rayas rojas y columnas azules, respectivamente. Hay tres provincias, Chaco, Santiago del Estero y  Catamarca, donde entre el 14% y 11% de los niños/as de 11/12 años, sólo puede reconocer la idea central de un texto si esta explícita en el título, o recuperar información específica si se encuentra reiterada a lo largo del texto, pero nada más. En Formosa, Corrientes y Tucumán, este porcentaje es del 9% aproximadamente. Y en dichas provincias, cerca de un 20% adicional de niños y niñas logran superar esta primera instancia, y si bien avanzan en estas competencias logrando identificar cuestiones centrales o información importante de un texto, o motivacionales de los personajes e identificar relaciones de causa efecto, no alcanzan el nivel de desempeño que es considerado satisfactorio para la edad, que es el explicitado por las líneas rojas.

Es decir, se identifican provincias con niveles críticos de pobreza de aprendizajes, las enunciadas más arriba, con porcentajes muy altos de niños/as con niveles de desempeño por debajo del básico y con población fuera del sistema escolar; pero al mismo tiempo, se observan jurisdicciones con porcentajes muy alto de niños que, cerca del fin de la primaria, todavía no han desarrollado capacidadesde lectura comprensiva óptimas para su edad. Uno de cada tres niños en Chaco, Santiago del Estero, Catamarca, Formosa y Tucumán y uno de cada cuatro en Corrientes, La Rioja, Misiones, Salta, Entre Ríos, Jujuy y San Juan.

Cuadro 1: Descriptores de los niveles de desempeño

Por debajo del básico
Interpretan la idea central de un cuento breve cuando está explicitada en el título y en segmentos principales del relato. También pueden localizar información literal reiterada a lo largo del texto.
Básico
Los estudiantes pueden dar cuenta de algunos de los aspectos centrales (Género, Idea central, Motivación de personajes, información relevante en el cuerpo del texto y paratextos) También reconocen relaciones causales entre párrafos y el significado de vocablos de uso habitual. Identifican relaciones textuales temporales y de causa-consecuencia entre dos segmentos textuales
Satisfactorio
Identifican pormenorizadamente secuencias, tipos de narradores, géneros discursivos, tipos de tramas, portadores textuales, información literal e inferencial que dan cuenta de estrategias lectoras fundamentales para construir significados globales en todo tipo de textos. Reconocen conectores temporales y consecutivos de uso frecuente entre segmentos textuales. Comprenden el significado de vocablos de uso poco frecuente deduciéndolo a partir del contexto lingüístico.
Avanzado
Comprenden las superestructuras narrativas de cuentos tradicionales y realistas y superestructuras de textos expositivos ayudados por los paratextos, gráficos e icónicos. Conceptualizan nociones disciplinares como la de narrador, género literario y recursos enunciativos como la comparación. Identifican a partir de inferencias los núcleos semánticos más importantes de textos narrativos y argumentativos. Localizan información explícita específica no destacada ni reiterada, ubicada en posiciones no centrales. Reconocen el significado de vocablos polisémicos o de uso poco frecuente.
Fuente: Documento Aprender 2018 / Informe Nacional de Resultados / 6º año primaria

El énfasis puesto en destacar esta falencia en una habilidad básica como la lectura se debe a que para el desarrollo económico y social de un país, de una región, de la sociedad en general, ya no es suficiente que la población tenga acceso a la educación (asegurar escolarización inicial, primaria y secundaria), sino que es necesario garantizar que la educación sea de calidad, que los aprendizajes sean significativos, capaces de ubicar a cada estudiante en la senda del aprendizaje continuo y autónomo. La escuela ya no es posible concebirla como otrora, transmisora de conocimientos, éstos están afuera, la escuela tiene que ser la nave que enseñe las herramientas para navegar en ese océano, y todo empieza por poder reconocer ideas principales de secundarias, la capacidad de relacionar hechos, acontecimientos, causas y efectos, la capacidad de dudar, la pregunta continua, generar pensadores críticos, que puedan buscar y proponer soluciones, innovar, crear.

Los años 2020 y 2021 han provocado un quiebre en la dinámica de la escolaridad a nivel global. En nuestro país, el año pasado se caracterizó por la ausencia casi total de presencialidad y este año, salvo para la Ciudad de Buenos Aires, la presencialidad fue intermitente en la mayoría de las jurisdicciones, y en vista de las brechas de conectividad, que afectan negativamente a la población más desfavorecida, sabemos que la continuidad educativa virtual o dual se convierte en un equilibrio poco óptimo para su extensión en el tiempo. Se estima que se sumarán un 10% más de niños y niñas con pobreza de aprendizaje debido a la pandemia de coronavirus y la interrupción de la escolaridad presencial (Banco Mundial, 2021). En la difícil coyuntura política, económica y social  de nuestro país, es necesario tomar en consideración este diagnóstico y sus consecuencias para el futuro próximo, al abordar las discusiones relativas a dónde poner el foco luego de la pandemia y lo que es imprescindible mejorar para poder avanzar.

Ivana Templado


[1]UNESCO y Banco Mundial

[2]De acuerdo al documento del Banco Mundial (2018): Ending Learning Poverty: What will it take?, a la edad de 10 años  los niños  pueden “leer de forma independiente y fluida textos narrativos y expositivos breves y sencillos. Ellos localizan información explícitamente declarada. Interpretan y dan algunas explicaciones sobre las ideas clave de estos textos. Proporcionan opiniones o juicios simples y personales sobre la información, los eventos y caracteres en un texto”.

[3] Los datos no son directamente comparables con los del BM porque ellos utilizan información de los operativos LLECE 2013 para 6to usando la escala SERCE para lectura.


Referencias

Banco Mundial (2018): Ending Learning Poverty: What will it take?

Banco Mundial (2021) Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños. Los costos y la respuesta ante el impacto de la pandemia de COVID-19 en el sector educativo de América Latina y el Caribe.

UNESCO https://lleceunesco.org/explora/argentina/desempeno-y-resultados/#niveles

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