Una situación fiscal insostenible

Hasta septiembre de 2021, el Sector Público No Financiero acumuló un déficit primario (sin considerar el pago de intereses) de apenas 0.4% del PIB y un déficit financiero de 1.9% del PIB. No parecerían números alarmantes en una situación normal. Sin embargo, hay varias cuestiones a considerar para entenderlos.

Por un lado, la situación no es normal en tanto los pagos de intereses por deuda de mercado en moneda extranjera son nulos dada la reestructuración lograda el año pasado. Estos pagos se reanudan, con magnitudes crecientes, el próximo año. Por otra parte, estas cifras tampoco son normales en términos de ingresos, ya que incluyen fuertes sumas de única vez. Estos recursos excepcionales fueron equivalentes al 2.0% del PIB: 0.7% del PIB por aporte solidario extraordinario (impuesto sobre las grandes fortunas), aunque las estimaciones oficiales suponían recaudar 1% del PIB, y 1.3% del PIB por los Derechos Especiales de Giro (DEGs) transferidos por el FMI y que se utilizaron para cancelar Adelantos Transitorios del BCRA. En ambos casos las medidas que llevaron a estas acciones se justifican en la pandemia. Por un lado, el FMI, como una forma de ayuda a sus miembros, y particularmente a los más pobres y vulnerables, decidió ampliar su capital y con ello distribuyó USD 650 MM de acuerdo con la cuota correspondiente a cada uno. Por otro, el gobierno decidió obtener recursos por única vez de personas físicas con activos superiores a los $ 200 millones. En consecuencia, el déficit financiero sin los recursos adicionales ya se ubicaría en el 3.9% del PIB.

Es cierto también que hay algunos gastos que resultarán extraordinarios en tanto y en cuanto la pandemia vaya desapareciendo; probablemente esa cifra se ubique en el 0.4% del PIB, estimando que una parte de ellos será recurrente por la necesidad de continuar los procesos de vacunación. En suma, el déficit sin recursos ni gastos extraordinarios habría alcanzado, en los nueve meses para los que está disponible la información, al 3.5% del PIB. Todavía este déficit está subestimado en la medida del escaso pago de intereses dada la reestructuración de la deuda.

Gráfico 1

El gasto primario neto de gastos debido a la pandemia viene aumentando a una tasa del 57% -aun descontando todo lo destinado a vacunación, que seguramente será recurrente-, casi 20 puntos porcentuales por encima del gasto primario total y unos 6 puntos porcentuales por encima de la inflación, con una fuerte aceleración de los subsidios a empresas públicas y privadas. De hecho, la mayor modificación presupuestaria individual consistió en el incremento de los subsidios a IEASA para financiar gastos corrientes ($ 90000 M, DNU 489/2021), resultando también muy significativos los aumentos para otras áreas de la política energética.

Ahora bien, ¿cómo se viene financiando ese exceso de gastos sobre recursos? Con deuda en moneda local y con transferencias del BCRA, estas últimas compuestas de Adelantos Transitorios y Transferencia de Utilidades. Hasta agosto, ambas fuentes de recursos del BCRA totalizaban 2.5% del PIB. En septiembre disminuyó el stock de Adelantos Transitorios que realiza el BCRA al Tesoro dada la utilización de los DEGs del FMI con este objetivo, con lo que ese porcentaje pasó a ser del 1.9% del PIB, además de que la nueva situación da espacio para aumentar el financiamiento monetario del SPNF en el futuro cercano. En cuanto a las utilidades transferidas, ya alcanzaron el máximo disponible (total de las utilidades generadas en 2020).

Gráfico 2

Gráfico 3

Además, la deuda del Tesoro en moneda local aumentó un 44% (en pesos) en lo que va del año si se excluyen los adelantos transitorios del BCRA, totalizando el equivalente a USD 78330 millones a fines del mes de septiembre.


Cynthia Moskovits

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