El gobierno reconsidera su política agroindustrial: ¿hasta dónde llegarán los cambios?

El gobierno parece estar reconsiderando su relación con el sector agroindustrial, en parte debido a la repercusión electoral negativa que dicha relación tuvo en las recientes PASO. Como resultado se amplió el cepo exportador y se avanza en el fomento de la inversión sectorial. Será difícil saber si estas medidas lograrán un cambio de expectativas favorable.


A fines de julio de este año, se hizo notar desde esta sección que el gobierno había quedado entrampado en un escenario de conflicto con el sector agropecuario que afectaría los resultados de las elecciones de medio término, sobre todo en el interior del país. Los resultados de las PASO fueron contundentes al respecto, confirmando esa presunción.

Hasta el reciente cambio de gabinete, la elaboración de la política agroindustrial se concentró en el Ministerio de la Producción que operó, por un tiempo, negociando posiciones con el sector agroindustrial (Consejo Agroindustrial Argentino). A la vez, desde su Secretaría de Comercio se disparaban medidas regulatorias e intervencionistas, basadas en diagnósticos erróneos, bajo el argumento de “cuidar la mesa de los argentinos”. El mejor ejemplo de este accionar fue la intervención en el mercado de la carne vacuna, con la imposición de un cepo exportador que primero fue total y luego se redujo al 50% de los embarques (además, se exceptuaron las cuotas pactadas bajo reglas OMC).

Con el cambio de gabinete y bajo la presión de los gobernadores de las provincias productoras, las autoridades parecen estar reconsiderando su política agroindustrial y han comenzado por una liberación parcial de las exportaciones de carne. El cupo exportador se amplió para incorporar la categoría vacas “conserva”, hasta liquidar el stock y con fecha de revisión al 31 de diciembre. Esa carne tiene como destino principal el mercado chino. En esa decisión hubo un reconocimiento implícito de que esas ventas externas no afectan al abastecimiento del consumo local, como productores y expertos habían hecho notar.

En la misma línea, se anunció un crédito para productores ganaderos y feed-lots a tasa preferencial para ampliar la oferta de corto plazo. A la vez, el nuevo Ministro del área (Julián Domínguez) se comprometió a gestionar ante el BCRA un cambio en las limitaciones al financiamiento de productores que contaban con inventarios de trigo y soja. Esta medida se había establecido para incentivar la venta y liquidación de divisas, sin tener en cuenta que el productor necesita grados de libertad para manejar su portafolio de activos (inventarios y activos financieros) de acuerdo con sus previsiones de negocios. El Ministro del área también se comprometió a seguir manteniendo reuniones periódicas con dirigentes del sector.

Así, por el momento, el centro de elaboración de la política sectorial parece haberse movido al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Eso no quita que, como ha ocurrido históricamente, la política sectorial continúe dominada por las necesidades de la política macroeconómica.

Un paso adicional en el acercamiento al sector es el envío del proyecto de Ley del Régimen de Fomento al Desarrollo Agroindustrial al Congreso. Este proyecto, cuya consideración fue demorada más de un año, busca impulsar las exportaciones en al menos 24 cadenas productivas de la agroindustria mediante algunos instrumentos de promoción que, si bien no contienen subsidios directos, sí resignan ingresos fiscales corrientes (los llamados “gastos tributarios” o tax expenditures). Esa asistencia fiscal al sector más competitivo del país se justifica en la posibilidad de un rápido aumento de la producción que permita, a su vez, una mayor generación de ingresos fiscales futuros. También habría un reconocimiento implícito de las expectativas negativas que las medidas del gobierno han tenido sobre los inversores. Algunos de los puntos principales que han trascendido pero que aún podrán ser objeto de cambios importantes en el Congreso, se sintetizan en el Cuadro 1

Cuadro 1

Proyecto de Ley de Fomento del Desarrollo Agroindustrial

SectorInstrumentoAlcanceResultado esperado
Inversiones de las cadenas (frigoríficos, empaques, acopios, etc.)Amortización aceleradaActualmente se puede amortizar en 10 años y ahora se pasaría a 3. La devolución del IVA sobre la inversión también se aceleraIncentivar la inversión reduciendo su costo para las empresas
    Ganadería  Atenuación del impacto del impuesto a las gananciasSe elimina el impuesto a las ganancias durante el período de engorde. Incentivos al aumento de porcentajes de destete y peso de faena  Aumento de la productividad en la etapa primaria
  Tecnología y Medioambiente  Impuesto a las gananciasCertificado de crédito fiscal intransferible, hasta el 50 % de los gastos, deducibles del Impuesto a las Ganancias para fertilizantes, insumos biológicos y semillas fiscalizadas  Mayor uso de tecnología y que agregue cuidado ambiental
Fuente: elaboración propia en base a información periodística y CAA.

Entre los temas que se discutirán con el sector, no ha trascendido si se avanzará sobre el desarme de las retenciones, más allá de las iniciativas que ha llevado adelante el gobierno con respecto a las producciones regionales y a los pequeños productores (en este caso, el mecanismo de devolución de las retenciones no ha funcionado adecuadamente, limitando el efecto de la eliminación).

Sin duda, la normalización del clima de negocios para el sector agroindustrial es un tema central de la agenda de desarrollo e inserción internacional de la Argentina. Nuestras exportaciones no han logrado una diversificación adecuada a lo largo del tiempo y, por consiguiente, los productos agroindustriales constituyen el núcleo exportador del país. En el Gráfico 1 se actualiza la situación de la participación de la agroindustria en nuestras ventas externas. Como puede apreciarse, debido al efecto internacional recesivo de la Pandemia, en los últimos dos años, la importancia de la agroindustria exportadora aumentó aún más, pasando de un histórico 58% a casi un 70% en 2020 y lo que va de 2021.

Gráfico 1

Fuente: FIEL en base a INDEC

Mientras en Argentina se debate aún sobre el rol de la agroindustria en nuestro desarrollo, en las discusiones internacionales corrientes se da prioridad a los problemas de seguridad alimentaria a la vez que los países más avanzados encaran nuevas técnicas de producción de carnes sobre bases vegetales, entre otras novedades vinculadas a la provisión de alimentos. Sumado a ello, el tema del cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero traerán cambios tanto en la producción como en las reglas del comercio que afectarán en breve a nuestros productores primarios (ver Nota del Sector Externo de este número de Indicadores de Coyuntura). Este panorama internacional abre un gran espacio en el que no sólo debemos fomentar la inversión en el agro sino también asegurar una estrategia que posicione a la Argentina, uno de los 10 principales proveedores netos de alimentos del mundo, como un oferente seguro y ambientalmente amigable.


Marcela Cristini y Guillermo Bermúdez

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