Antes del COVID-19, ¿cuál era la experiencia con la tecnología en la educación?

Pasaron ya 45 años desde que Bill Gates fundó Microsoft en 1975 y 44 años desde que Steve Jobs fundó Apple en el ‘76, dando comienzo a la revolución que socializó el uso de la computadora para uso personal. En el ’89, Berners-Lee desarrolla la primer versión de la World Wide Web, y comienza otra revolución, la de la información.  Estos hitos reconfiguraron en gran medida el mundo, a través del impacto que tuvieron en la economía, el trabajo, las comunicaciones, la ciencia, el arte, la educación, es decir, en toda la sociedad.

Si bien la escuela ha ido incorporando el uso de tecnología e internet tanto a la currícula como a las aulas, lo ha hecho muy tímidamente y a un ritmo que no se condice con la velocidad pero, sobre todo, con la penetración que la tecnología y las innovaciones que surgen en base a ellas, tienen en la sociedad, sobre todo en los niños y adolescentes que son justamente a quienes apunta la educación formal. Las clases presenciales con el maestro al frente del aula y los estudiantes tomando notas, es una foto que se ha repetido a lo largo de todo este siglo, sin muchas variaciones.

Los últimos datos disponibles en la Argentina que permiten analizar un poco cuál estaba siendo el uso de la computadora en la escuela, provienen del operativo Aprender 2016, donde se les consultaba a los estudiantes sobre la frecuencia y formas de uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC). De acuerdo a los datos para 6to grado del primario, el 76% de los estudiantes del sector estatal tiene posibilidad de usar computadora en la escuela, mientras que el porcentaje sube al 84% para el sector privado. Por otro lado, el uso de la tecnología se configura de manera diferente en los dos ámbitos: en el estatal, predomina el uso en el aula, mientras que en el privado, predomina el uso en la salas de informática (ver Cuadro 1). Esta diferencia se daría porque los distintos programas estatales que buscaron darle una computadora a cada estudiante, ofrecen la posibilidad de que cada uno de ellos cuente con su dispositivo en el aula, mientras que en el sector privado, en cambio, las computadoras están mayormente concentradas en el sector de informática[1]. El Cuadro 1 también indica que, aproximadamente, 1 de cada 4 estudiantes de primaria del sector estatal declaran no hacer uso de la computadora en la escuela, mientras que en el sector privado el déficit baja a 1 de cada 6 alumnos.

Estos números agregados a nivel país, esconden un panorama distinto cuando se mira en cada jurisdicción (Gráfico 1). El porcentaje de estudiantes que no tiene contacto con tecnología en la escuela puede llegar al 40%[2] en algunas provincias. Tampoco se verifica que el sector privado tenga siempre un mayor acceso a TIC: en Catamarca, La Pampa, Mendoza, Tierra del Fuego y Entre Ríos, el sector público ofrece mayores posibilidades de acceso y uso, aunque en las dos últimas, los niveles son muy similares. La Ciudad de Buenos Aires es la que evidencia el menor déficit en este sentido, tanto en el sector público como privado.

La pregunta que surge naturalmente es para qué se utiliza la tecnología en el aula y si el uso de la misma trae aparejado beneficios en los aprendizajes. La encuesta indaga sobre cuestiones puntuales que permiten vislumbrar el tipo de acercamiento a las TIC que se les ofrece a los estudiantes y la frecuencia con que trabajan con dichas tecnologías. Para lograr una primera aproximación a esa respuesta, calculamos los odd ratios[3] entre los estudiantes que lograron buenos desempeños versus los que no, según la frecuencia en la que declaran hacer uso de la computadora en la escuela, versus los que declaran nunca hacer uso. El Cuadro 2 muestra el cálculo de las oportunidades relativas, para los logros en Lengua y Matemática, de todas las preguntas realizadas sobre el uso de las TIC. Los mismos se calculan para el sector público y privado por separado.

Para revisar qué dice la evidencia sobre los aprendizajes dependiendo del lugar donde se usan las TIC, si en el aula o en el laboratorio de computación, el primer resultado que llama la atención es que tanto en el sector estatal como privado, cuando el uso es en el aula, las chances de mejores aprendizajes se dan a medida que baja la frecuencia, tanto en  lengua como matemática, y en ambas materias se verifica que el efecto es mayor en el sector público (1.41 vs. 1.11 para Lengua y 1.52 vs. 1.4 para Matemática). Cuando el acceso a TIC se ofrece en el laboratorio, los resultados anteriores se mantienen para el sector público, en cambio para el sector privado, los estudiantes más expuestos a horas de laboratorio informático, tienen mayores chances de mejores logros académicos, es decir, cuanto mayor frecuencia, mayores chances de un mejor desempeño[4].

Pasando ahora al tipo de actividades que se proponen en la escuela para trabajar con tecnología – que tienen que ver con buscar información en internet, leer o escribir un texto en pantalla, responder cuestionarios, jugar con video-juegos educativos, resolver problemas de matemática o hacer un programa informático-, lo primero a tener en cuenta es que el operativo no examina qué tan bien los estudiantes, escriben, leen o resuelven problemas con TIC, por lo tanto, lo que se analizará en esta nota es si el hecho de que los estudiantes realicen estas actividades con TIC tiene algún efecto positivo en su desempeño en lengua y/o matemática.

El primer denominador común es que en la mayoría de los casos se repite el resultado de que los mejores logros se asocian a una menor frecuencia de estas actividades. Tanto para leer como para escribir textos, el sector privado evidencia un mayor impacto en los desempeños estudiantiles asociado al uso de los TIC. Escribir un texto en la computadora es la única actividad en la cual las oportunidades de obtener un mejor desempeño se asocia a todas las frecuencia de uso de TIC en la escuela del sector privado, si bien el efecto más importante se observa en el uso moderado, más que eventual. Si tenemos en cuenta que en el ámbito privado el acercamiento a las TIC se concentra en los laboratorios de computación, se debería investigar si es esta estrategia la que ofrece algún beneficio adicional.

La búsqueda de material en internet, que es una actividad intrínsecamente digital, revela, sobre todo en el sector privado, que una mayor frecuencia de trabajo se asocia a mejores logros. Este resultado es interesante, porque la búsqueda de material en internet necesita de las habilidades de lectura habituales, pero también implica tener claro el criterio de búsqueda, poder filtrar lo relevante de lo secundario y poder avanzar en el universo de resultados que ofrece. De acuerdo a un informe de PISA (OECD 2015), si bien no es posible la lectura online sin contar con las habilidades de la lectura convencional, la navegación en medios digitales necesita de habilidades adicionales para el mundo online.

Por otro lado, jugar con videojuegos educativos (recordemos que son resultados para el nivel primario) también revela alguna ventaja sobre los logros de lengua, de nuevo más marcados en el sector privado. En cuanto al uso específico para Matemática, resolver problemas a través de la computadora, solo revela mejores chances de buen desempeño para los estudiantes del sector privado, de nuevo, cuanto menor la frecuencia. Similares resultados se obtienen cuando se trata de hacer programas informáticos, aunque aquí tanto los estudiantes del sector estatal como del privado, aparecen con mejores chances en matemática al tener acceso a estas actividades.

La pandemia por COVID-19 disrumpe el statu-quo preestablecido en el ámbito educativo, forzando la adopción de la tecnología para asegurar la continuidad escolar, transfiriendo a los hogares el ámbito de estudio, dejando expuestas las falencias en el acceso a tecnología y conectividad de dichos hogares con consecuencias que, como ya se analizó en notas anteriores, profundizarán las desigualdades ya existentes.

Por otro lado, el desarrollo de las actividades escolares que implicaban el uso de TIC era muy limitada y era usada como complemento, en general, de los contenidos de la currícula. De acuerdo a lo observado en este análisis, tal cual se venía implementado el acceso y uso de TIC, simplemente aumentar la frecuencia de ciertas actividades en su versión digital, no induce necesariamente a que los estudiantes mejoren sus logros educativos; el hecho que, en general, quienes menos trabajaron con TIC en la escuela hayan sido quienes más chances tuvieron de un mejor desempeño en lengua, ratifica la importancia de la clase regular y de la interacción alumno-maestro. Estos resultados coinciden con los encontrados con los datos de PISA (OECD, 2015).

En resumen, el traspaso obligado a la virtualidad que provocó la pandemia, forzó  la utilización y  la exploración de tecnologías, aplicaciones, programas y juegos para ayudar a la enseñanza y el aprendizaje online, que posiblemente habilitará la discusión de nuevas pedagogías que incorporen cabal y concienzudamente el uso de las nuevas tecnologías, sobre todo porque las mismas necesitan de capacidades y habilidades nuevas que también deben desarrollarse porque forman parte del nuevo entramado social y laboral del mundo al que acceden los jóvenes, y a los que la escuela no estaba dando respuesta adecuadamente.

Referencias

OECD (2015) Students, Computers and Learning: Making the Connection, PISA, OECD Publishing. http://dx.doi.org/10.1787/9789264239555-en  


[1] Un análisis completo sobre la disponibilidad y uso de TICs se encuentra en el documento “Aprender 2016. Acceso y uso de TIC en  estudiantes y docentes” Serie de informes temáticos/1.

[2] Dejamos de lado la Provincia de Neuquén, con la barra sombreada más clara, porque el nivel de representatividad de la provincia es baja, con una sobre-representación del sector privado

[3] Los odd-ratios, u oportunidades relativas, son un ratio de ratios. En este caso particular, el ratio entre los estudiantes que lograron Satisfactorio o Avanzado sobre los que lograron Básico o Debajo del Básico en el operativo Aprender. Llamémoslo Ratio-1,  dicho ratio se calcula para cada una de las frecuencias declaradas de uso, es decir que tendríamos el Ratio-1Semanal, el Ratio-1Mensual, el Ratio-1Anual y el Ratio-1Nunca. Como se quiere saber cuál es la incidencia sobre los que nunca tuvieron acceso a TIC, se calcula el odd-ratio, ratio de ratios, entre Ratio-1Sem/ Ratio-1Nunca, el Ratio-1Mens/ Ratio-1Nunca, el Ratio-1Anual/ Ratio-1Nunca.

[4] Si bien estas comparaciones se hacen dentro de los grupos estatal o privado, y hay una segmentación socioeconómica fuerte entre dichos ámbitos educativos, sigue existiendo cierta heterogeneidad de nivel socioeconómico dentro de cada ámbito que no se están teniendo en cuenta y podría darse que escuelas con más recursos  y mayores aranceles, accesibles a NSE altos, ofrezcan también mayor frecuencia en el acceso. Sin embargo, al revisar estos últimos resultados, controlando por el NSE en el sector privado, se evidencia que en todos los NSE, los mejores desempeños se asocian a mayor frecuencia en el acceso y uso de TIC en el laboratorio de computación.

Ivana Templado

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