Un perro que se muerde la cola o una calesita que acelera a cada vuelta

PASO, Acuerdo y salvataje, devaluación, aceleración de la inflación, Programa de Fortalecimiento de la Actividad Económica y del Ingreso, aumento del déficit (fuerte), emisión. Panorama oscuro para las cuentas públicas, panorama oscuro para la macroeconomía de corto plazo. ¿Cuántas vueltas podrá girar la calesita manteniendo su eje?


El 17 de agosto el staff del FMI presentó su último documento sobre la Argentina –que incluye el Staff Report con un seguimiento de la evolución económica y de políticas concernientes al Acuerdo de Facilidades Extendidas y sus metas, información complementaria sobre eventos recientes, y una declaración del director ejecutivo por Argentina-; el 23 hubo un comunicado de prensa que transmitía la aprobación de las revisiones 5 y 6 y ese mismo día se acreditó el desembolso de los USD 7.300 millones que se habían comprometido y diferido por el incumplimiento previo. El informe deja muy claro que ninguna de las metas pactadas para la primera mitad del año se cumplió y las flexibiliza hacia adelante, aspirando a que sean satisfechas en el segundo semestre. La meta fiscal anual pasa de un tope para el déficit primario de $ 2.970 miles de millones (MM) a uno de $ 3.287 MM –que, sin embargo, continúa representando idéntico 1.9% del PIB -, el límite para el financiamiento monetario del Banco Central (BCRA) al Tesoro pasa de $ 883 a $ 1.291 MM (del 0.6% al 0.8% del PIB) y la meta de reservas netas fija un mínimo nivel del stock de USD 3.500 millones hacia diciembre de este año (se permite, a septiembre, una desacumulación de USD 2.200 millones respecto del 31 de diciembre de 2021, y una acumulación final neta de USD 1.300 millones respecto de esa misma fecha para diciembre). El documento, sin embargo, es, nuevamente, muy claro respecto de las altas probabilidades de incumplimiento, lo que evidencia la intención de evitar una crisis en el camino electoral y antes de poder negociar con el próximo gobierno.

Mientras tanto, inmediatamente luego de las PASO, el gobierno devaluó el tipo de cambio oficial un 22%, realizó al mismo tiempo algunas correcciones tributarias con el objeto de allegar dólares a las arcas del BCRA y aumentó la tasa de interés que paga la autoridad monetaria por sus pasivos remunerados (Leliqs). Toda ingeniería financiera de cortísimo plazo. En este marco, la respuesta del sistema económico implicó que parte sustancial de la corrección cambiaria se trasladara en forma inmediata a los precios –y lo que resta por pasar lo hará en breve-, al tiempo que la brecha con el dólar financiero (contado con liquidación) se ampliaba (pasó del 85% el día posterior a la devaluación, antes de la reacción, y se ubicaba en el 114% el 31 de agosto). Las mediciones indican que la inflación de esa semana alcanzó al 6% y luego siguió elevada. Agosto habría cerrado con precios minoristas creciendo por encima del 12% mensual en la Ciudad de Buenos Aires.

Como respuesta, el Ministerio de Economía anunció una serie de medidas que buscan recuperar parte del ingreso de algunos grupos de la población al que denominó Programa de Fortalecimiento de la Actividad Económica y del Ingreso (ver Cuadro 1), que tiene claros objetivos eleccionarios, remedando al que se conoció como Plan Platita pre-elecciones de medio término dos años atrás, y ninguna idea para el fortalecimiento de la actividad económica más que amortiguación de la caída de ingresos en el cortísimo plazo .

Fuente: elaboración propia en base a MEcon.

El resultado del Sector Público Nacional (SPNF) de julio, divulgado también el 23 de agosto, había sido fuertemente negativo. El déficit primario fue equivalente al 2.2% del PIB del mes. A medida que iba transcurriendo el año, la meta anual de déficit primario de 1.9% del PIB pactada con el FMI, iba quedando, mes a mes, más lejana. El empeoramiento se ve nítido si comparamos el desempeño fiscal de julio pasado con el del mismo mes de 2022. En julio del año pasado, el SPNF había mostrado un resultado primario casi equilibrado (aunque si se netean las rentas de la propiedad por emisión primaria, que excedían las permitidas en el Programa con el FMI, el déficit se ubicaba en el 1% del PIB). En cualquier caso, la señal negativa es aún mayor si marcamos que, en julio último, los gastos primarios crecieron, en un año, el equivalente a 0.7% del PIB, cuando los subsidios a la energía cayeron un 1% del PIB. Si estos subsidios hubieran ido de la mano con la inflación, estaríamos hablando de un déficit primario de 3.2% del PIB en julio de este año.

Así, el déficit primario acumulado en el período enero-julio alcanza a 2.7% del PIB, cuando en igual período del año pasado había sido de 1.8% del PIB. La diferencia se explica casi en su totalidad por la caída en los ingresos tributarios (esencialmente, los ingresos por derechos de exportación: 0.9% del PIB respecto de los primeros 7 meses de 2022) y las rentas de la propiedad. Por su parte, los gastos primarios se mantuvieron prácticamente constantes en términos del PIB entre ambos periodos.

Si sumamos el pago de intereses, el déficit alcanzó al 4.7% del PIB, lo que obligó, en el año, a nuevo endeudamiento por $ 2.091 MM (2.5% del PIB) y financiamiento monetario del BCRA (Adelantos Transitorios y transferencia de utilidades) por $ 1.948 MM (2.4% del PIB). Para tener un panorama completo del sector público todavía habría que sumar el déficit cuasifiscal del BCRA.

Si nos restringimos a la Administración Pública Nacional (APN, dejando entonces de lado otros entes del Sector Público Nacional y las empresas públicas), para tener un panorama que incluye ahora lo ocurrido hasta fines del mes de agosto,  la situación es de un déficit primario de 2% del PIB, 1.3% del PIB menor al de un año atrás, mientras que el déficit global (que incluye el pago de intereses), pasa de 4.9% del PIB en enero-agosto de 2022 a 4.2% en los ocho meses que acaban de transcurrir en 2023.

Pero ahora hay que sumar las modificaciones presupuestarias introducidas vía el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) Nº 436 del 29 de agosto. Este DNU establece un aumento del crédito presupuestado en $ 7.653 miles de millones, conjuntamente con una suba de recursos de $ 3.647 miles de millones. Estas cifras representan mayores gastos del orden del 3.4% y mayores ingresos por el 1.6%, ambas medidas en términos del PIB del cuarto trimestre anualizado. Con ello, el déficit aumenta en 1.8% del PIB respecto del previsto antes de esta última modificación.

En el último mes, la Argentina es claramente un perro que se muerde la cola: devalúa, aumentan los precios (con un passthrough inmediato altísimo), propone medidas que aumentan muy fuertemente el déficit fiscal, emite para financiarlo, aumentan los precios. O tal vez una mejor imagen es la de una calesita, de esas que giran por el impulso de los chicos que las usan o de los adultos que los acompañan, que acelera su velocidad de rotación a cada nueva vuelta. Habrá que ver cuánto tiempo se puede mantener girando sobre su eje. Los argentinos vamos adentro.

Cynthia Moskovits

Share via
Copy link
Powered by Social Snap