Los problemas al descubierto

¿Por qué la fuerte imploración por nuevo financiamiento fresco desde el FMI que se ha producido a gritos en los últimos días? Estas líneas buscan contribuir a clarificar por qué la situación del fisco -y los efectos que sobre la macro implica financiarlo- son rehenes de esa ayuda.


Si uno tuviera que hacer una presentación cuantitativa a grandes pinceladas de la economía argentina hoy, diría: la actividad se deteriora mes a mes desde septiembre del año pasado (con la sola excepción de enero). De hecho, desde septiembre y hasta febrero inclusive –última información oficial disponible- la caída –desestacionalizada- alcanza al 2.1%, pero si se suma una estimación del mes de marzo, la contracción se ubica claramente por encima del 5%. Al mismo tiempo, el dato de inflación mensual más reciente, correspondiente también a marzo, fue de 7.7% que, anualizado, da una suba general de precios de 143% y nada indica que este comportamiento haya sido un outlier sino más bien un salto (y tal vez no el único) en la velocidad a la que aumentan los precios. Síntesis: caída severa de la actividad económica (que se profundiza en el segundo trimestre por efectos de la sequía) que convive con altísima inflación. No hay ningún elemento que permita pensar en que esta situación pueda revertirse sin cambios de fondo de por medio en la política económica.

¿Qué hay detrás de estas cifras? ¿Qué hay en el horizonte cercano que justifique esta aseveración? Vamos por partes en lo que atañe al fisco.  

La recaudación de abril resultó 90% más alta que la de un año atrás. Parece una suba muy elevada, que deja de serlo si tenemos en cuenta que, en el período, la inflación habría alcanzado al 107%. La situación es algo menos negativa si se excluyen los derechos de exportación –tratando de separar los efectos de la sequía-, pero aún así la suba pasa a ser del 101% y, todavía, está lejos de alcanzar a la inflación del período. La caída de la actividad mete la cola, por supuesto. Y eso que todavía no se nota un efecto importante en los recursos de la seguridad social (dadas las subas salariales de los empleados formales).

Cuadro 1

Los números fiscales del primer trimestre del Sector Público No Financiero Nacional (SPNF) muestran una caída real del gasto primario (5.5%), sustentada en primer lugar en la reducción –de caja- de subsidios económicos, seguida por jubilaciones y pensiones; pero estas contracciones se compensan en parte con aumentos superiores a la inflación en el gasto salarial y en los gastos de inversión. En suma, estos comportamientos arrojan un déficit primario de $ 690 MM (2.3% del PIB estimado para el período), cuando el Acuerdo con el FMI aceptaba uno de $ 441.5 MM, esto es, 56% mayor (estas cifras se expresan en pesos son a valor nominal).

¿Cómo se financia este déficit y el que, sin dudas, dado el comportamiento de la recaudación, habrá ocurrido en abril? En lo que va del año se registraron vencimientos de deuda en pesos (capital e intereses) por $ 3304 MM y se colocaron $ 3593 MM en nuevos bonos. Esto es, hubo colocaciones netas por apenas $ 501 MM (por sobre los vencimientos de capital), que en los meses de marzo y abril fueron prácticamente nulas. Además, la composición de las emisiones incluye cada vez menos títulos sin algún tipo de ajuste (6% del total colocado en abril, 31% en marzo, 55% en febrero y un promedio de 76% en el período octubre-enero), en tanto que el 55% de las colocaciones de abril fueron en bonos duales, que pagan devaluación o inflación, la que sea mayor. Así, el stock de la deuda pública en pesos cada vez tiene mayor componente indexado ya sea a inflación, ya a devaluación.

Gráfico 1

Por el lado del FMI, los desembolsos netos fueron negativos: al finalizar diciembre de 2022, los desembolsos netos desde el FMI a la Argentina en el programa vigente sumaban USD 6.200 millones; a fines de abril –si todos los pagos recibidos y realizados se realizaron de acuerdo con el cronograma previsto- esta cifra ascendía a USD 2860 millones; esto es, había bajado a menos de la mitad y se habían pagado en el período, USD 3340 M. Si el cronograma no cambiara, de aquí a noviembre deberían pagarse casi el total de los USD 2860 M que había todavía excedentes a fines de abril.

Gráfico 2

En suma, en los últimos meses el déficit fiscal fue financiado por el Banco Central en forma casi exclusiva –las colocaciones de deuda doméstica, cada vez más cara, sólo alcanzaron a cubrir los vencimientos- y, de hecho, hubo colocación de nuevos adelantos transitorios. La inflación se aceleró. La actividad cae mes a mes aún sin considerar los efectos climáticos. Sin plata fresca y sin reservas, un default es cada vez más probable.


Cynthia Moskovits

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