Gasto en la educación privada: ¿el más eficiente del Estado?

Teniendo en cuenta que el sector privado es el otro gran actor del sistema educativo argentino, al cual asiste el 28% de la matrícula total, en la presente nota se revisa el gasto que cada Estado subnacional destina a las instituciones privadas de sus distritos. Dado que el aporte del Estado a la gestión privada es exclusivo para salarios docentes, se compara el gasto salarial por alumno estatal con el gasto estatal por alumno privado subvencionado. Los resultados indican que habría una ganancia de eficiencia en los recursos estatales así gastados.


En una nota anterior de Indicadores (https://bit.ly/3tNQYtK), donde revisábamos los datos del gasto en educación de los últimos años, se evidenciaban notorias diferencias entre jurisdicciones, y también una gran variabilidad del gasto a lo largo del tiempo (en términos constantes), dentro de las mismas, ya sea considerando el gasto por alumno estatal (GAE) o el esfuerzo fiscal educativo (EFE)[1]. Por otro lado, se observaba que si bien el objetivo a nivel agregado, del 6% del PBI como piso de gasto en educación, tendió a aumentar el esfuerzo fiscal por alumno en cada jurisdicción, no cambió el balance de gasto entre las mismas, consideración importante cuando se observa que son las provincias con mayor proporción de estudiantes vulnerables, donde el gasto y el esfuerzo fiscal educativo es menor. Y finalmente, aun cuando se insinúa una relación positiva entre gasto y logros educativos, la gran dispersión en los resultados de las provincias para un mismo nivel de gasto pone necesariamente el foco sobre el tema de la eficiencia del sistema.

Dicha revisión del gasto estuvo centrada en el sector estatal, sin embargo es sabido que el sector privado es el otro gran actor del sistema educativo argentino. El 28% de la matrícula total asiste a instituciones del sector privado, de las cuales casi el 71% recibe subvención del Estado[2] para el pago, total o parcial, de salarios docentes; el 29% de las instituciones restante se financia con fondos privados, en su mayoría proveniente de las cuotas que abonan las familias. Si pensamos en términos de matrícula, la subvención del Estado llega al 80% de los estudiantes que concurren al sector privado, lo que representa un 23% de la matrícula total (RA, 2020[3]).

El Gráfico 1 muestra, en la parte superior, la distribución de la matrícula entre los que asisten a instituciones públicas (azul), privadas con subvención (rojo) y privadas sin subvención (rosa); mientras que la parte inferior abre la distribución de estas dos últimas dentro del sector privado. Allí se observa claramente que CABA es la jurisdicción con la mayor proporción de estudiantes en el sector privado: 51%, seguido por Córdoba y Buenos Aires con un 33%, y por Santa Fe y Entre Ríos con un 29% y 27%, respectivamente. Como expone el Gráfico 1, todas las jurisdicciones tienen al sector privado en su estructura de oferta educativa, captando como mínimo un 12% de la matrícula, caso de Formosa y La Rioja. Sin embargo la participación de cada Estado provincial en la financiación de la matrícula del sector privado tiene variaciones importantes, va desde el 54% en Neuquén, 57% y 58% de Chubut y Río Negro, hasta el 98% o 96% de Catamarca o Tierra del Fuego.

Gráfico 1

Distribución de la matrícula según asistan al Sector Estatal o Privado y Distribución de la matrícula privada según reciba o no subvención estatal. Año 2020

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases del Relevamiento Anual 2020.
Nota: Incluye a todos los niveles de la Educación Común, no incluye modalidad Especial ni Adultos.

Ahora, ¿a cuánto ascienden las transferencias al sector privado en cada jurisdicción? El Gráfico 2 muestra que estas transferencias representan entre un 4% del gasto público en educación[4] en provincias como Neuquén, La Rioja o Chubut y un 20% en provincias como Córdoba o San Luis – estos son valores de 2020, pero son representativos de los últimos años -. El Gráfico 2 también exhibe la proporción de la matrícula total que asiste a escuelas privadas con subsidios; a excepción de la provincia de San Luis, en todos los casos el porcentaje de estudiantes atendido (rayas rojas) es mayor al porcentaje que representan estas erogaciones respecto al gasto público en educación (barras). A nivel país con un 13% del gasto educativo total aporta a la educación del 23% de los estudiantes del sistema, a la vez que aporta cero para el 5% de la matrícula que elige instituciones privadas sin subvención estatal.

Gráfico 2

Financiamiento al S. Privado como porcentaje del Gasto Educativo Jurisdiccional y Porcentaje de la Matricula que recibe subvención estatal. Año 2020

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases del CGECSE/SEEIE/ME.

Para incorporar las magnitudes nominales del gasto y del tamaño de cada sistema educativo, y dado que el aporte del Estado a la gestión privada es exclusivo para salarios docentes, el Gráfico 3 compara el gasto salarial por alumno estatal con el gasto estatal por alumno privado subvencionado – este último calculado como las transferencias al sector privado sobre la cantidad de estudiantes que asisten a instituciones con subvención-. El Gráfico 3 muestra que, efectivamente, el costo que paga el Estado por los alumnos que subvenciona en el sector privado es menor que el que necesita para financiar a las escuelas públicas, recordemos que se está comparando solo la partida de salarios. En Neuquén, por cada $100 mil que el Estado destina anualmente a estudiantes del sector privado, destina $240 mil a uno del sector público (repito, sin contar capital físico ni otros gastos). En CABA, esta relación es de uno a tres ($50 mil a $160 mil). En Misiones o Corrientes, por otro lado, el gasto que realizan las provincias por los estudiantes de uno y otro sector es muy similar, es decir que, en estas jurisdicciones, el ahorro en el gasto público por su participación en el privado es menor.  Por otro lado, hay que tener en cuenta que aquí no se contempla el gasto total hecho por el sector privado, el cual puede ser igual o mayor al estatal; sea cual fuere, esa diferencia es aportada por las familias de los estudiantes, no por el Estado.

Gráfico 3

 Gasto estatal (salarios) por alumno de los sectores estatal y privado. Año 2020 – En miles de pesos de 2020

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases del CGECSE/SEEIE/ME.

Entonces, este diferencial es esperable porque, por un lado, el Estado no financia el 100% de los salarios docentes de todas las instituciones que subvenciona –lamentablemente no podemos saber cuál es el porcentaje exacto que representa-, mientras que, por otro lado, dado que la demanda de estas instituciones se asocia mayormente a las familias más favorecidas económicamente, este menor gasto estatal en la educación privada atendería una lógica de equidad. Sin embargo, el hecho de que el costo por alumno en que incurre el Estado en uno y otro sector sean tan diferentes incita a preguntarse por la productividad del sistema, sobre todo en un contexto de tanta estrechez fiscal.

El Gráfico 4 muestra la composición sociodemográfica de cada gestión educativa y expone claramente la predisposición a elegir educación privada a medida que aumenta el nivel socioeconómico (NSE)[5]. De acuerdo a estos datos, en la escuela pública, el 23% de la matrícula pertenece al sector socioeconómico más desfavorecido, versus apenas el 2% o 3% observado en el sector privado; como contraparte, este diferencial de 20 puntos se compensa en la gestión privada con los estudiantes del NSE alto; sin embargo la participación de los sectores medios es bastante similar en las escuelas estatales (67%) y las privadas con subvención (60%). La última barra, indicativa de las instituciones 100% privadas, expone una marcada participación del nivel socioeconómico más alto.

Por otro lado, al considerar los logros educativos (flechas naranjas), los datos indican que aun teniendo en cuenta el nivel socioeconómico de los estudiantes, los resultados en las instituciones privadas con subsidios son más altos. Mirando a los estudiantes provenientes de familias de NSE medio, que es donde más se equiparan ambos sectores, el 72% de los estudiantes de las escuelas estatales tuvieron resultados satisfactorios o avanzados en las evaluaciones de lengua, mientras que dicho porcentaje subió al 89% en el caso de sus homólogas privadas. Y una lectura similar se hace para los estudiantes del NSE Alto. Si bien el nivel socioeconómico del estudiante es uno de los mayores predictores del logro educativo, no es el único; están quedando afuera otros condicionantes del rendimiento que influyen e interactúan, como la infraestructura escolar, acceso a materiales de estudio, o tecnología, entre otros, y que posiblemente tengan variaciones importantes asociados a uno u otro sector. Sin embargo, a la hora de evaluar la eficiencia del gasto público, siendo que todos estos recursos, en el caso de las instituciones subsidiadas son provistos por el sector privado, resulta que con la subvención a estas instituciones, el Estado obtiene mejores resultados educativos con un menor gasto.

Gráfico 4

 Distribución socioeconómica según sector de gestión educativa y logros educativos. Año 2018

Fuente: Elaboración propia a partir de Aprender 2018.

En resumen, el sistema educativo argentino es, como dicen Narodowski y Mongan (2020), un cuasimonopolio estatal, que tiene un sector de salida, regulado por el Estado, gestionado por el sector privado y financiado en forma mixta, en el cual, las instituciones privadas que reciben subvención estatal convocan al 23% de los estudiantes matriculados, mientras que otro 5% de los estudiantes eligen instituciones que se financian completamente con recursos propios. Tanto el tamaño que toma el sector privado en cada jurisdicción como el aporte que realiza cada Estado provincial para solventar, total o parcialmente, los salarios docentes del sector privado, es muy variable. A nivel agregado, un 13% del gasto público educativo total aporta a la educación del 23% de los estudiantes del sistema, a la vez que aporta cero para el 5% de la matrícula que elige instituciones privadas sin subvención estatal. Otra vez, hay marcadas diferencias entre las jurisdicciones sobre cuánto rinde cada peso estatal; en CABA, la jurisdicción que tiene el mayor sector privado educativo del país, el aporte que hace la jurisdicción por cada alumno del sector privado es un tercio del que hace para uno del sector estatal, mientras que en Misiones es del 87%, con 22% de la matrícula en instituciones privadas subvencionadas, y destinando el 18% del gasto educativo a dicho sector (casi misma proporción que CABA).

A su vez, la existencia del sector privado, y sobre todo, la del privado subvencionado, ayuda a atender una lógica de equidad porque permite al Estado asignar relativamente más recursos a quienes más los necesitan, los estudiantes de entornos más vulnerables asisten casi en su totalidad a las escuelas públicas. Por otro lado el hecho que los logros educativos de sectores socioeconómicos comparables sean superiores en el sector privado, siendo que la educación es una obligación del Estado, indica que éste último obtiene mejores resultados con un menor gasto al traspasarle parte de su tarea al sector privado. Lo que esto sugiere no es necesariamente que el privado es más eficiente (para ello necesitaríamos tener idea de los gastos totales del sector), sino que los recursos estatales así gastados  parecen ser más eficientes.

Ivana Templado


Referencias

Narodowski, M., & Mongan, J. C. (2020). Cuasi-monopolio: Un modelo teórico para comprender la relación estatal-privado en los sistemas educativos. Archivos Analíticos de Políticas Educativas, 28(45). https://doi.org/10.14507/epaa.28.4134


[1] Definido como Gasto por alumno Estatal sobre los Gastos corrientes per cápita de cada jurisdicción.

[2] No es posible, a partir de los datos informados por el Ministerio de Educación, saber qué porcentaje del costo total salarial representan estas subvenciones.

[3] RA (2020) Relevamiento anual. Ministerio de Educación. https://www.argentina.gob.ar/educacion/evaluacion-informacion-educativa/anuarios

[4] Fuente: Coordinación General de Estudio de Costos del Sistema Educativo del Ministerio de Educación de la Nación (CGECSE/SEEIE/ME) en base a ejecuciones presupuestarias provinciales, Dirección de Contabilidad y Finanzas, Dirección de Presupuesto y Dirección General de la Unidad de Financiamiento Internacional/SsCA/ME; Secretaría de Información y Evaluación Educativa (SEEIE/ME) y Ministerio del Interior.

[5] Se utiliza la información del operativo Aprender 2018, que recaba datos del nivel primario, el cual tiene la ventaja de ser un grupo etario que se mantiene escolarizado casi en su totalidad.

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