Caídas generalizadas y algunos récord

El Índice de Producción Industrial (IPI) de FIEL registró en abril un retroceso interanual de 28.3%. En el mes, se observaron caídas generalizadas a nivel de las ramas y, en algunos casos -producto del aislamiento social obligatorio- se dieron los mayores retrocesos mensuales en cuatro décadas para las cuales el IPI de FIEL releva estadísticas. Otras industrias no produjeron en abril, como la automotriz o la de algunos insumos para la construcción. Algunas actividades puntuales en el sector de alimentos -faena vacuna y aviar- o al interior de la rama química mostraron mejoras interanuales. En relación al mes de marzo, la actividad retrocedió 22.9% y, corrigiendo factores estacionales, la contracción alcanzó 5%. Finalmente, la producción industrial del primer cuatrimestre acumuló un retroceso de 8.2% en la comparación con el mismo periodo del año anterior.

Hacia mayo, aún con la reapertura de ciertas actividades industriales -en locaciones específicas y con menos turnos y dotaciones de personal- la caída interanual de la producción resultaría más profunda. En efecto, se ha anticipado cierta recuperación parcial de la demanda eléctrica industrial en la primera quincena de mayo a niveles equivalentes al 70% del consumo pre cuarentena. De sostenerse esa recuperación en el mes, equivaldría a una caída interanual cercana al 40%. De este modo, el desempeño de la industria en los próximos meses podría tomar la forma de “L” antes que  “V”, no contribuyendo a una acelerada recuperación el deterioro de las expectativas de crecimiento y la confianza en la industria de Brasil.

En cuanto al desempeño de los sectores de la producción en el primer cuatrimestre y en la comparación interanual, el ranking de crecimiento es liderado por los insumos químicos y plásticos que registran una mejora de 4.7%, seguidos de la producción de alimentos y bebidas que acumulan un avance de 0.6%. Con un retroceso más moderado que el promedio de la industria se ubican la producción de insumos textiles (-0.9%) y el proceso de petróleo (-6.2%). Las restantes ramas de actividad muestran una mayor caída, comenzando por la producción metalmecánica (-9.1%), y siguiendo por papel y celulosa (-15.6%), cigarrillos (-21.7%), siderurgia (-24.5%), minerales no metálicos (-35.1%), y finalizando con la producción automotriz (-39.4%).  

Como se mencionara, en el primer cuatrimestre del año, el sector de químicos y plásticos aún acumula crecimiento. En abril el bloque registró un retroceso, pero actividades puntuales mostraron una mejora interanual. En efecto, si bien la actividad del bloque retrocedió 6.3% interanual en el mes producto de paradas de planta y freno en la producción, los casos de jabones, detergentes y agroquímicos mostraron una mejora interanual, evitando una caída más profunda para el conjunto.

La segunda rama de actividad industrial que acumula crecimiento en el primer cuatrimestre -la producción del sector de alimentos y bebidas- registró en el mes de abril un retroceso de 5% interanual a partir de una marcada contracción en la producción de bebidas, que alcanzó 21.4%. La producción de alimentos mostró un ligero retroceso de 0.8% sostenido por el aporte de las faenas vacunas y aviar, la lechería y la molienda de trigo. En el mes, la producción de aceites tuvo retrocesos. En el corto plazo, se espera que el bloque sostenga la mejora en el acumulado a partir del aporte de las faenas, el proceso de la cosecha gruesa y la zafra azucarera, que ha dado inicio con demoras. La demanda china de carne vacuna sigue mostrando recuperación y Argentina se consolida como el segundo proveedor de ese mercado.

En el caso del proceso de petróleo, se tiene en abril un retroceso interanual del 35.2%. La caída interanual resulta la mayor de la que se tenga registro en el IPI desde 1980, superando el retroceso observado en marzo de 2014, que alcanzó 19.9% interanual. Los resultados para el mes reflejan el freno en la refinería de Dock Sud (Raizen) que había sido comunicado por la empresa tras alcanzar niveles de stocks acordes a la demanda esperada y que significó una caída del 64.3% en la comparación interanual, seguida del recorte de producción realizado por YPF (-40.7%), mientras que Axion mostró un menor retroceso (-16.6%). En el primer cuatrimestre del año se llevan procesados 8.3 millones de m3 de petróleo que, como se mencionó, significa un retroceso interanual de 6.2%, y un volumen 26.7% inferior al registro del primer cuatrimestre de 2007. En el segmento upstream durante abril en la formación de Vaca Muerta no se registraron nuevas perforaciones (fracturas), al tiempo que en mayo se observa un reinicio de actividades con importantes medidas de seguridad en materia sanitaria.

Desde fines de marzo, la producción de cigarrillos mostró una caída producto del cierre de plantas -actividades no esenciales-, y en abril el freno de la producción fue completo. En materia de despachos -dato que utiliza FIEL para el cómputo del IPI-, durante el mes de abril la caída alcanzó el 58.4% respecto al mismo mes de 2019. Este retroceso en los despachos, nuevamente y como en otros sectores, resultó la mayor del que el IPI tenga registro desde 1980, superando el retroceso interanual de 39.3% registrado en mayo de 2016. Precisamente, en aquel mes de 2016, cambios impositivos que elevaron el precio promedio de los atados en un 55% y llevaron la carga tributaria a un equivalente del 79.8% del precio de venta al público, produjeron un desplome de la demanda. Dichos cambios tributarios, pasarían luego a tener consecuencias en términos de la distribución de las ventas por segmentos de mercado resultando en un mejor desempeño del segmento bajo del mercado.

La producción siderúrgica de abril mostró una caída interanual de 66%. Durante el mes, la actividad se sostuvo con dotaciones mínimas en plantas de procesos continuos y en aquellas cuya producción se concentra en insumos para sectores esenciales. Por caso, en el mes, la producción de aceros largos se vio interrumpida. Del mismo modo que se registró en otras actividades, la contracción de la producción siderúrgica resultó la mayor de la que se tenga registro desde 1980, superando la caída de la producción de julio de 1990 que alcanzó 50.1%, en un contexto de crisis hiperinflacionaria. Las expectativas están puestas en el otorgamiento  de autorizaciones para volver a producir -las plantas de acero dejaron de contar con stocks- y la evolución de la demanda en sectores conexos.

Por su parte, la producción de minerales no metálicos en abril se contrajo 65% respecto al mismo periodo del año anterior, acumulando dos años de retroceso interanual. También en este sector la caída de la producción resulta la mayor de la historia, dejando atrás los retrocesos registrados en julio de 1989 (55.7%), abril de 1990 (52.4%) y marzo de 1990 (51.9%), todas en el contexto hiperinflacionario que precedió a la Convertibilidad. Desde mayo se reanudan obras privadas en el interior del país y excavaciones y demoliciones en Ciudad de Buenos Aires.

En el caso del sector automotriz, el mes de abril no registró producción de automóviles o utilitarios por la paralización de las terminales. Observando la historia del sector, nuevamente se encuentra que las mayores caídas de la producción -algo superiores al 77% en términos interanuales- se dieron en febrero de 1990 y septiembre de 1981 en contextos de graves crisis. Con la extensión del aislamiento obligatorio, la industria automotriz y de autopartes resultó exceptuada y luego de que VW arrancara en abril con la producción en su planta de Córdoba para cumplir con compromisos de exportación, desde mayo Scania (Tucumán), Toyota (Zárate) y VW (Pacheco) retoman la actividad siguiendo estrictos protocolos de seguridad y con turnos reducidos.

En cuanto al desempeño exportador del sector automotriz en el mes de abril, la caída interanual superó el 88%, con 2.4 miles de unidades enviadas al exterior. En el mes, las exportaciones a todos los socios sufrieron retrocesos y, en particular, en el caso de Brasil – que representa el 66% de los envíos al exterior- la caída en las unidades exportadas alcanzó el 94% con 859 unidades.

El deterioro de las expectativas de crecimiento de Brasil comprometen una rápida recuperación del sector, pero también compromete otros sectores de la industria tales como los químicos, maquinaria y equipo eléctrico y los plásticos. En efecto, Brasil representó en 2019 el 15.8% de las exportaciones de Argentina (medidas en dólares), pero en el caso de las manufacturas de origen industrial (29.2% del total), Brasil alcanzó el 35% de participación. Entre las manufacturas industriales, los automóviles dieron cuenta del 64%, seguidos de los químicos (8.5%), maquinaria y aparatos eléctricos (7.3%) y plásticos (7%). Lo anterior pone de manifiesto que un deterioro de la actividad en Brasil no solo compromete a la producción automotriz, sino a importantes sectores de insumos intermedios.

En cuanto a la evolución de las expectativas, de acuerdo al relevamiento semanal que realiza el Banco Central de Brasil, el crecimiento industrial esperado continuó mostrando en las últimas semanas un marcado deterioro hasta el -3.68% en 2020 con un rebote de hasta 2.5% en 2021. Por su parte, el crecimiento esperado del PBI cayó hasta 5.89% en 2020 con una mejora de 3.5% para 2021. De este modo, el consenso local anticipa una mayor contracción (y rebote) que el Fondo Monetario que, según sus perspectivas económicas globales de abril, la economía de Brasil se contraería 5.3% en 2020, seguido de una mejora de 2.9% en 2021.

Siguiendo el deterioro de las expectativas de crecimiento, la confianza en el desempeño de la industria en Brasil, medida por la Fundación Getulio Vargas, también registró un derrumbe para el mes de abril. La confianza en la industria se redujo 40.3% respecto al mes anterior en términos desestacionalizados, con una percepción de la situación actual que se contrajo hasta 31.8% debido al deterioro del comercio, y unas expectativas que se contrajeron 48.4% con el mayor aporte dado por la evolución de la producción esperada para los próximos tres meses.

En el frente local, el cierre de concesionarias determinó que los patentamientos de automóviles cayeran 88.3% interanual, con 4.3 miles de unidades vendidas, acumulando en el primer cuatrimestre un retroceso del 46.3% respecto al mismo periodo de 2019. En mayo, la reapertura de locales y registros se da en un marco de expectativa por el incentivo que ofrece la brecha de cambio, especialmente en vehículos de gama superior, y a partir de precios que no han sido actualizados desde los niveles previos a la cuarentena. No obstante, los stocks se encuentran desbalanceados entre marcas y modelos a lo largo de la cadena, anticipándose que podrían registrarse faltantes por el menor ritmo de producción (terminales y autopartes) e importaciones. En el caso de los patentamientos de motovehículos, en abril también se registró una caída interanual superior al 85%. Para el sector existen expectativas de recuperación asociadas al cambio en la movilidad de las personas con la salida de la cuarentena a partir de la recuperación de la demanda por estos medios en comparación con el transporte público masivo.

Siguiendo la clasificación de las ramas industriales según el tipo de bienes y en línea con el desempeño sectorial, la producción de bienes de capital y durables acumulan en el primer cuatrimestre las mayores caídas, determinadas por el freno de la industria automotriz, de maquinaria agrícola y línea blanca, mientras que la producción de alimentos y actividades químicas puntuales evitan un mayor retroceso entre los bienes de consumo no durables y los de uso intermedio. En efecto, mientras que los bienes de consumo no durable acumulan un retroceso de 2.4%, la producción de bienes de uso intermedio se contrae 7.7%, al tiempo que los bienes de consumo durable muestran una caída de 11.7% y los bienes de capital se contraen 31.9% en el periodo enero – abril y en la comparación con el mismo periodo del año anterior.

La evolución sectorial ha comenzado a marcar cambios en el desempeño relativo de los grupos de bienes respecto al promedio de la industria. Por caso, se observa que la producción de Bienes de Capital relativa al promedio de la industria, en los primeros cuatro meses del año, se ubica muy por debajo de lo observado en el mismo periodo de años previos y en el promedio 2003-2019 para el primer cuatrimestre. Inversamente, la producción de bienes de consumo no durable se coloca por encima del registro de años previos y el promedio 2003-2019 para el primer cuatrimestre. Este comportamiento podría anticipar un cambio en el patrón de la producción industrial.

IPI como Ciclo Económico

En términos desestacionalizados, el IPI de abril registró una marcada caída (5%) respecto al mes anterior. La actual recesión industrial acumula 28 meses y resulta la más prolongada detrás de las registradas entre 2011 a 2014 con 29 meses y entre 1987 a 1990 con 32 meses. Del mismo modo, la velocidad de la contracción se ha acelerado, acumulando desde diciembre pasado una caída de 13.9% equivalente al 36.2% anual. Todos los indicadores que permiten anticipar una reversión de la presente fase de contracción industrial se han deteriorado marcadamente. Por último, la difusión de la caída de la actividad indica que cerca del 80% de la industria muestra un retroceso en el periodo febrero-abril y en la comparación interanual.

En síntesis, en abril el aislamiento social obligatorio resultó en un freno de la actividad que marcó records en cuatro décadas. Actividades puntales en el sector de alimentos y químicos han sostenido mejoras interanuales. Aún con la reapertura de ciertas actividades en localizaciones especificas durante mayo, puede esperarse una mayor caída interanual de la producción industrial.

Guillermo Bermúdez

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