Las exportaciones agroindustriales regionales y su importancia para el desarrollo

Las economías regionales aportan divisas a través de sus exportaciones y crecimiento local por medio de sus inversiones en valor agregado, pero su situación actual es precaria debido a las distorsiones en el clima de negocios. Las medidas de las autoridades económicas desde 2020 han sido claramente insuficientes para solucionar la situación.


La Argentina es un país destacado en el plano internacional como productor de alimentos y materias primas básicas de la agroindustria. El trigo, maíz y productos del complejo sojero, junto con su carne vacuna, son una marca registrada que la convirtieron desde inicios de su desarrollo en un jugador importante en el contexto de las exportaciones mundiales, encontrándose entre los primeros diez puestos del ranking de países exportadores. Una realidad menos publicitada, pero también muy relevante, es la capacidad argentina para la producción y exportación de frutas, hortalizas, productos de la pesca y productos industrializados con base en esas actividades primarias.

Esas actividades se distribuyen en distintas regiones del país y han estado sujetas, históricamente, a numerosas limitantes para su crecimiento. Entre ellas, han debido enfrentar el problema estructural de la calidad y costo de la infraestructura logística que afectó su competitividad. Otro problema ha sido el del ingreso a los mercados internacionales, fuertemente protegidos como en el caso de la fruta en los Estados Unidos o la Unión Europea. También han sufrido el problema del atraso cambiario, que afecta a nuestro país cíclicamente. La inseguridad jurídica y la informalidad han sido otros de los problemas, en especial en aquellas actividades donde las cadenas agroindustriales se organizan por vía contractual, en comparación con la organización de mercado en los commodities básicos.

Como era de esperarse, estos sectores tampoco han podido escapar a la actual crisis macroeconómica que ha afectado nuevamente su competitividad. En reconocimiento de esta situación, las autoridades económicas de turno trataron de aliviar esa situación reduciendo, primero, las retenciones a las exportaciones de algunos complejos agroindustriales regionales y, más recientemente, anunciando un tipo de cambio especial para esos productos exportables.

El proceso de alivio tributario para los exportables regionales de parte del presente gobierno se inició en marzo de 2020 (Decreto 230/2020), reduciendo las retenciones del algodón, el arroz y el girasol al 5%, 6% o 7%, dependiendo el producto de cada cadena. En octubre del mismo año (Decreto 789/20), se incrementaron los reintegros a la vitivinicultura, y se redujeron a cero los derechos de 698 productos correspondientes a alimentos y bebidas regionales (Decreto 1060/20).  En junio de 2021, se eliminaron las retenciones a 67 productos de exportación (Decreto 410/2021), entre ellos, la producción de abejas, huevos, pimienta y las especies aromáticas, semillas de papa, girasol y arroz, entre otros cultivos; aceites y jugos de varias frutas, caseína y albúmina, y maní. En diciembre de 2021, se liberó del pago de retenciones a productos que pudiesen acreditar su condición ecológica, biológica o con certificación orgánica (Decreto 851/21). En esa oportunidad, el gobierno aclaró que la selección de productos aseguraba que no habría impactos en los precios internos.

El anuncio del tipo de cambio, por el contrario, no se concretó en medidas ya que, en principio, las autoridades querían poner como condición para el otorgamiento del beneficio que las empresas productoras que abastecen al mercado interno también se comprometiesen a participar del programa de Precios Justos. Por otro lado, la organización y monitoreo de las operaciones en un sector tan variado y con fuerte participación de empresas medianas y pequeñas presentaba complicaciones muy significativas, sobre todo por lo efímero de la duración de la medida, estimada en un mes. En consecuencia, un reciente anuncio por el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) parece dar por descartado el tipo de cambio diferencial y, en cambio, sugiere que el gobierno volverá a reducir las retenciones a partir de 2023.

Complementando el alivio fiscal de los exportadores, las autoridades abrieron algunos canales crediticios para productores regionales en el Banco Nación y en el BICE para financiamiento de corto y mediano plazo a tasas por debajo de las de mercado.

Los datos del INDEC sobre la evolución de los complejos agroindustriales de exportación aproximan la importancia de estos productos en el patrón de ventas externas de la Argentina, si bien faltan algunos capítulos como el de yerba mate y té (ver Cuadro 1).

Como puede observarse, las exportaciones del complejo agroindustrial crecieron por encima del promedio general entre 2010 y 2021 (56,4% vs. 14,4%), lideradas por los complejos tradicionales: cereales, oleaginosos y carne vacuna. Pero también destaca la importancia de la cadena del maní, mayoritariamente localizada en la Provincia de Córdoba y el complejo pesquero de las provincias patagónicas. El caso del cluster productivo de limones en Tucumán sufrió, recientemente, un retroceso por la caída internacional de precios debido a sobreproducción en España, Sudáfrica y Turquía. Las condiciones de baja competitividad local, debido al atraso cambiario y el aumento de costos, han llevado a una reconsideración de las inversiones con traslado de tierras a otras producciones. Los complejos regionales fuera de las commodities tradicionales crecieron un 15,5% entre 2010 y 2021.

Cuadro 1

Fuente: FIEL con base en datos INDEC

Los principales problemas que plantean los productores se refieren a los altos costos de producción y logística que evolucionaron por encima de los precios de venta, el atraso cambiario, la falta de mano de obra para cosecha (temporaria) y la presión impositiva.

Por último, la afectación de estas producciones plantea un problema de mediano plazo muy importante, ya que el desarrollo territorial de la Argentina depende en gran medida de la evolución de estas actividades. En el Gráfico 1 se muestra el origen provincial de las exportaciones agroindustriales. Más allá de la conocida concentración dentro de la Pampa Húmeda, puede verse la incidencia de estos complejos exportadores en la mayoría de las provincias de la Argentina.

Gráfico 1

Fuente: FIEL con base en datos INDEC

Uno de los problemas clave del desarrollo argentino es la concentración territorial de sus actividades económicas en las provincias de la Pampa Húmeda. Por lo tanto, los problemas comentados de las economías regionales no deberían ser subestimados.

Desde el punto de vista del desarrollo regional, cualquier actividad que aumente el valor de las materias primas agrícolas autóctonas de una región se considera una actividad que contribuye al valor agregado regional. Las actividades innovadoras de valor agregado en una región generan ganancias netas. Son fuente de crecimiento a través de cambios en el tipo de producto y/o en la tecnología de producción. Los beneficios incluyen: mayores ganancias para la producción de los insumos básicos que ya están ampliamente disponibles en muchas áreas rurales; en general, la demanda de mano de obra de la nueva industria no disminuye durante la temporada baja del ciclo de cultivo, reduciéndose los ciclos de contratación; la actividad de procesamiento puede contribuir a la coordinación horizontal o vertical de los productores y empresas existentes que producen y transportan la materia prima primaria, mejorando la eficiencia a través de la reducción de costos.

Así, la región se beneficia tanto de los precios más altos de las materias primas agrícolas como de las nuevas ganancias de los productos procesados. Además, los productores de menor escala pueden encontrar nuevas oportunidades en productos de marca regional y nuevos cultivos especiales. En nuestro país, los ejemplos de las actividades vitivinícolas en Cuyo y el NOA, los limones tucumanos o las frutas del Alto Valle de Río Negro son ejemplos tradicionales. Pero también hay producciones de gran potencial como en el sector olivícola, frutos secos, frutas finas, especias, legumbres, etc., que podrían aumentar su valor agregado con éxito, ayudando a un incremento del ingreso regional y a una necesaria desconcentración territorial. Para ello, y considerando las condiciones reseñadas aquí, en el futuro inmediato habrá que mejorar significativamente el actual clima de negocios.


Marcela Cristini y Guillermo Bermúdez

Share via
Copy link
Powered by Social Snap